Lección tres: Manteniéndose firmes

Lección tres

Manteniéndose firmes

Filipenses 1:27-30

Nunca hubo un tiempo en los últimos dos mil años en que los cristianos no hayan sido ridiculizados y criticados por gente del mundo. ¿Cuáles son algunas de las quejas más comunes en contra de los creyentes, y cuáles de estos ataques (si es que los hay) son legítimos?

Escribiendo desde una cárcel romana a la iglesia de Filipos, Pablo expresa su confianza gozosa de que, a pesar de las dificultades de la vida, Dios permanece en control. En este párrafo, Él insta a los cristianos filipenses a vivir con una firme unidad que atraiga a otros al evangelio.

La vida cristiana no es campo de juego; es un campo de batalla. Somos hijos en la familia y gozamos de la comunión del evangelio (1:1-11); somos siervos y participamos en el progreso del evangelio (1:12-26); y también somos soldados y defendemos la fe del evangelio.  Y el creyente puede tener el gozo del Espíritu Santo, incluso en medio de la batalla.

"La fe del evangelio" es ese conjunto de verdades divinas dadas a la iglesia.  Judas la llama "la fe que ha sido dada a los santos" (Judas 3). Pablo advierte en 1 Timoteo 4:1 que "en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe". En 1 Timoteo 1:11, él se lo encomendó a otros como a Timoteo.  Por eso la iglesia debe dedicarse a enseñar para que cada nueva generación de creyentes, conozca, aprecie y use la gran herencia de la fe.

Pero hay un enemigo que quiere robar este tesoro a los hijos de Dios. Es triste oir a la gente decir: "con tal de que vivas rectamente es suficiente, pues, no importa lo que crees." Lo que creemos determina nuestra conducta, y una creencia incorrecta resulta en una vida errada.  ¿Cómo puede un grupo de creyentes luchar contra este enemigo? "Porque las armas de nuestra milicia no son carnales" 2 Corintios 10:4. Pedro tomó una espada en el huerto, y Cristo le reprendió (Juan 18:10-11). Usamos armas espirituales --la Palabra de Dios y la oración (Hebreos 4:12; Efesios 6:11-18); y debemos depender del Espíritu Santo para que nos dé el poder que necesitamos. Pero, un ejército debe luchar unido, y por eso Pablo envía estas advertencias a sus amigos en Filipos. El explica que hay tres factores esenciales para ganar la batalla de defensa de "la fe".

Constancia en el comportamiento (1:27)

"Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo".  El arma más importante en contra del enemigo no es un sermón conmovedor o un libro poderoso, sino la vida perseverante de los creyentes.

Sería bueno hacernos la siguiente pregunta con frecuencia: "¿Me estoy comportando de una manera digna del evangelio?" Debemos "andar como es digno de la vocación" que tenemos en Cristo (Efesios 4:1), lo cual quiere decir andar "como es digno del Señor, agradándole en todo" (Colosenses 1:10).  Nosotros no nos portamos bien para poder ir al cielo, como si pudiéramos ser salvos por nuestras obras; sino que nos portamos bien porque nuestros nombres están escritos ya en el cielo, y nuestra ciudadanía está allí también.

"Tengo unos vecinos que creen en un evangelio falso", dijo cierta persona a su pastor. ¿Tiene usted alguna literatura que yo les puede dar?

El pastor abrió su Biblia en 2 Corintios 3:2, "nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres.".  le dijo: "La mejor literatura en el mundo no puede substituir a su propia vida. Permita que vean a Cristo en su comportamiento y esto abrirá oportunidades para compartir con ellos el evangelio".

Constancia en el trabajo (1:27b)

Pablo describe a la iglesia como a un equipo y les recuerda que el trabajar juntos en equipo es lo que gana la victoria.

Había divisiones en la iglesia de Filipos. Por un lado, dos mujeres no se llevaban bien (4:2). Aparentemente los miembros de la congregación estaban formando partidos, como a menudo pasa, y la división estaba estorbando la obra de la iglesia.

No sería difícil ampliar esta idea de la iglesia local comparándola a un equipo de atletas. Cada persona tiene su lugar asignado y su trabajo, y si cada uno cumple con su trabajo, ayuda a los demás.  El equipo tiene que seguir las reglas, y la Palabra de Dios es nuestro "libro de reglas". Hay una meta: honrar a Cristo y hacer su voluntad.  Si todos trabajamos unidos, podemos alcanzar la meta, ganar el premio, y glorificar al Señor. Pero, en el instante en que alguno de nosotros empieza a desobedecer las reglas; abandonar la disciplina del entrenamiento (la vida cristiana demanda disciplina); o a buscar la gloria personal, el esfuerzo en equipo desaparece y la división y la competencia interna empiezan a reinar.

Hay gozo en nuestras vidas, incluso al batallar con el enemigo, si vivimos por Cristo y el evangelio y si trabajamos unánimes como un equipo cristiano.  Somos ciudadanos del cielo y por eso debemos ser constantes e nuestro comportamiento cristiano. Somos miembros del mismo equipo y debemos cooperar al trabajar. Mas hay un tercer factor esencial para el éxito en contra del enemigo y ese es la confianza.

Confianza en el Señor (1:28-30)

"¡No se alarmen de sus oponentes!" En estos versículos, Pablo nos da varias razones por las que debemos tener confianza en medio de la batalla.

En primer lugar estas batallas comprueban que somos salvos (v.29). No solamente creemos en Cristo, sino que también sufrimos por Cristo. Pablo le llama a esto "la participación de sus padecimientos" (3:10). Por alguna razón muchos nuevos creyentes creen que el confiar en Cristo significa el fin de sus batallas.  En realidad, esto significa el comienzo de luchas nuevas. "En el mundo tendréis aflicción." (Juan 16:33)

En segundo lugar, la presencia del conflicto es un privilegio; sufrimos por amor a Él. De hecho, Pablo nos dice que este conflicto nos es "concedido". ¡Es un regalo! Si sufriéramos por nosotros mismos no sería un privilegio; pero por cuanto sufrimos por y con Cristo, es un alto y santo honor. Después de todo, él sufrió por nosotros, y el estar dispuestos a sufrir por él es lo menos que podemos hacer para demostrar nuestro amor y gratitud.

Una tercera palabra de ánimo es esta: otros están experimentando el mismo conflicto (v. 30). Satanás quiere que pensemos que estamos solos en batalla, y que nuestras dificultades son únicas, pero no es así. Pablo les recuerda a los filipenses que él está pasando por las mismas dificultades que ellos, pero a cientos de kilómetros de distancia.   El conocimiento de que mis compañeros creyentes también están participando en la batalla me anima a seguir adelante y a orar por ellos mientras oro por mí mismo.

Cuando la vida y el ministerio terrenal de Jesús se acercaba a su conclusión, el habló con urgencia y oró fervientemente por la manera unida en que sus seguidores debían vivir. En resumidas cuentas, Cristo quiere que nosotros vivamos en armonía (Juan 17) y nos amemos unos a otros sacrificadamente  (Juan 13:34,35). Tal devoción incondicional nos diferencia y hace que el mundo se quede asombrado. De manera inversa, cuando los cristianos pelean y contienden, cuando las iglesias se dividen, traemos vergüenza al nombre de Cristo y el mundo se burla.  Solo en la unidad brillamos, solamente juntos disfrutamos completamente de todas las bendiciones de Dios. Las tristezas compartidas son tristezas divididas por la mitad. Los gozos compartidos son gozos duplicados.

¿Qué cambiará usted esta semana para asegurarse de que todas sus interacciones con otros creyentes sean dignas del evangelio?

Basado en
Bible gateway, Zondervan Corporation (s.f.). Recuperado el 11 de Abril de 2020, de Bible gateway, resources: https://www.biblegateway.com/
Max Lucado, (2016). Filipenses, estudio bíblico para células.Texas EEUU. Editorial Mundo hispano.
Warren W. Wiersbe, (2019). Gozosos en Cristo. Editorial bautista independiente

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