Lección siete : Modelos de Conducta

Lección siete

Modelos de Conducta

Filipenses 2:19-30

La Iglesia de Jesucristo se inició con un grupo de hombres asustados en una habitación ubicada en un segundo piso de Jerusalén.

Aunque se les entrenó y enseñó, ellos no sabían qué decir. Aunque habían andado con Él durante tres años, ahora estaban sentados... asustados. Eran soldados tímidos, guerreros reacios, mensajeros mudos.

Su acto más valiente fue levantarse y cerrar la puerta con llave.

Algunos miraban por la ventana, otros miraban a la pared, otros miraban el piso, pero todos miraban retrospectivamente.

Y estaba bien que lo hicieran, ya que era hora para auto-examinarse.  Todos sus esfuerzos parecían inútiles. Lo que molestaba a sus recuerdos eran las promesas que hicieron pero no cumplieron. Cuando los soldados romanos se llevaron a Jesús, sus seguidores salieron disparados. Con el vino del pacto en sus alientos y el pan de su sacrificio en sus barrigas, se dieron a la fuga.

¿Todas esas bravuconadas? ¿Todas esas declaraciones de devoción? yacen rotas, hechas trizas en la puerta del huerto de Getsemaní.

No sabemos a dónde se fueron los discípulos cuando huyeron del huerto, pero si sabemos qué se llevaron: un recuerdo.  Se llevaron un recuerdo asfixiante de un hombre que se hacía llamar nada menos que Dios en la carne. Y no se lo podían quitar de sus cabezas. A pesar de tratar de perderlo entre la muchedumbre, no podían olvidarse de Él.  Si veían a un leproso, se acordaban de su compasión.  Si escuchaban una tormenta, se acordaban del día que hizo callar una.  Si veían un niño, pensaban en el día en que sostuvo uno.  y si veían a un cordero que se lo estaban llevando al templo, recordaban su rostro derramando sangre y sus ojos rebosando amor.

No, no podían olvidarlo. Por lo tanto, regresaron. Y, en consecuencia, la iglesia de nuestro Señor empezó con un grupo de hombres asustados en un aposento alto. ¿Suena conocido? Las cosas no han cambiado mucho en dos mil años, ¿verdad? ¿Cuántas iglesias se encuentran paralizadas en el aposento alto?

¿De qué manera le alienta el darse cuenta de que los "grandes santos" de las Escrituras fueron falibles, temerosos y, a veces, caprichosos y faltos de fe?

Pablo nos ha brindado una descripción del ejemplo de Jesucristo (2:1-11). El ha explicado la dinámica de su propia experiencia (2:12-18). Ahora nos presenta a dos de sus ayudantes en el ministerio, a Timoteo y a Eprafodito, y lo hace por una razón.  El sabe que sus lectores estarán propensos a decir, "¡Es imposible para nosotros seguir tales ejemplos como el de Cristo y el de Pablo. Después de todo, Cristo es el mismo Hijo de Dios y Pablo un apóstol escogido quien ha tenido experiencias espirituales grandiosas!" Por esta razón, Pablo nos presenta a dos creyentes comunes, hombres que no eran apóstoles ni obradores de milagros.  Y eso nos da una oportunidad a cada uno de nosotros.

¿En qué forma le desafía el ver a gente común como Timoteo y Epafrodito viviendo vidas extraordinarias de sacrificio y coraje?

Timoteo (2:19-24)

Pablo probablemente conoció a Timoteo en su primer viaje misionero (Hechos 14:6 y versículos siguientes), y Tal vez fue en esa ocasión que el joven se convirtió (1 Corintios 4:17). Aprendemos de Timoteo,  que la actitud no es algo que aparece repentina y automáticamente en la vida del creyente. Era necesario que Timoteo desarrollara y cultivara la "mente de Cristo".  No era normal para él ser siervo; pero, al caminar con el Señor y trabajar con Pablo, llegó a ser la clase de siervo en quien Pablo pudo confiar y que Dios pudo bendecir. Note las características de este joven admirable.

• El tenía la mente de siervo. Se interesaba de la gente y cuidaba de sus necesidades físicas y espirituales.
• El tenía el adiestramiento de un siervo. Pablo no lo involucró en el servicio misionero inmediatemente su conversión, Pablo le permitió profundizar sus raíces unos años y entonces lo enlistó para trabajar en los viajes misioneros.
• El tenía una recompensa de siervo.  De seguro tuvo problemas y dificultades, pero también hubo victorias y bendiciones. Timoteo fue un "buen siervo y fiel".

Epafrodito (2:25-30)

Pablo era un "Hebreo de Hebreos"; Timoteo era parte judío y en parte gentil (Hechos 16:1); y Epafrodito era probablemente un gentil. Era un miembro de la iglesia de Filipos, y el que arriesgó su salud y vida para llevar la ofrenda misionera al apóstol en Roma (4:18). Su nombre quiere decir atractivo o agradable y en verdad lo era.

• Él era un creyente equilibrado.  "Mi hermano y colaborados y compañero de milicia"   Mi hermano habla de "comunión en el evangelio", mi colaborador del "progreso del evangelio" y mi compañero de milicia de "la fe del evangelio". Algunos enfatizan la comunión tanto que se olvidan del progreso del evangelio, otros están tan ocupados en defender la fe del evangelio que se olvidan de cultivar la comunión con otros creyentes.
• Él era un creyente que se preocupaba por otros. Cuando oyó en Filipos que Pablo era prisionero en Roma, se ofreció para hacer ese viaje largo y peligroso para ayudarlo y animarlo.
• Él era un creyente bendecido. ¡Qué tragedia sería vivir toda una vida sin haber sido de bendición para nadie! Epafrodito fue una bendición para Pablo y para su iglesia. Animó y no permitió que su enfermedad estorbara su servicio hacia el apóstol.

Ellos eran una bendición para Pablo y para su propia iglesia, y también una bendición ¡Para nosotros en nuestros días!  Al haber presentado a los cristianos filipenses a Jesús como el ejemplo máximo de servidumbre humilde, Pablo ahora menciona a dos de sus colegas de ministerio: Timoteo y Epafrodito. Su carácter y conducta sirven como modelos de una conducta de fidelidad y desinterés.

¿Le permitirás al Espíritu santo reproducir en tí "este sentir que hubo también en Cristo Jesús"?

Basado en

Bible gateway, Zondervan Corporation (s.f.). Recuperado el 11 de Abril de 2020, de Bible gateway, resources: https://www.biblegateway.com/

Max Lucado, (2016). Filipenses, estudio bíblico para células.Texas EEUU. Editorial Mundo hispano.

Warren W. Wiersbe, (2019). Gozosos en Cristo. Editorial bautista independiente